domingo, 19 de febrero de 2012

Cuando el amor no es correspondido

Por: Hirau Munenaka


José Miguel es un joven escritor, tienen 17 años y pasa la mayor parte del día escribiendo poemas para una compañera de la Universidad de quien está enamorado, él es de contextura gruesa, un tanto tímido, la mayoría de sus compañeros de clase se burlan de él pues lo consideran un ratón de biblioteca y un nerd, cuando pasan por su costado solo lo molestan y apenas él habla hacen mofa de sus intervenciones, sin embargo tiene los mejores promedios de la clase, y es admirado y respetado por los profesores quienes le tienen mucha estima por su desenvolvimiento en las clases.


En una de esas clases José Miguel conoció a Fabiola, una chica linda, popular, alegre, jovial y se quedó profundamente enamorado de aquella chica, que al principio ignoraba hasta de su existencia. Sin embargo, un día Fabiola tuvo la necesidad de alguien quien le ayude a repasar para el examen de gramática y algunos compañeros le aconsejaron le pida ayuda a José Miguel, más por conveniencia que por convicción, la jovencita se acercó al muchacho y le dijo con una voz suavecita y muy fina:
  • - Hola ¿Tú eres José Miguel?
El chico anonadado ante su musa solo atinó a asentir la cabeza, Fabiola volvió a la carga.
  • - No sé si te puedo pedir un favor.
A lo que José también asintió.
  • - Estoy jalada en el parcial de gramática y debo aprobar el final con 17, algunos me han dicho que tu tienes una tabla donde están todos los datos juntos, pero que no la quieres pasar, yo no sé si me la podrías compartir.
Y José aún mudo por la impresión solo atinó a buscar en su portafolio la hoja y entregársela a la convenida muchacha quien en agradecimiento estampó un beso en las mejillas del aedo, dejando en los cachetes del joven un gran rastro de su rojizo lápiz de labio. Este hecho hizo que José se sienta en las nubes, pues su musa le había dado un gran ósculo.
Pasaron los días y la jovencita se siguió beneficiando de los conocimientos de José Francisco, al punto que le coqueteaba solo para que él le pase las respuestas de los exámenes, y el iluso muchacho cada día se enamoraba más.
La desfachatez de la muchacha llegó al extremo de hacer que el joven le regale ropa de marca, la invite a almorzar a diversos restaurants, al cine, ella lo hacía por convenida y él por enamorado.
Un día cuando el joven estuvo dispuesto a declararle su amor, se encontró con la muchacha completamente borracha, y en un estado absolutamente deplorable, no podía ni siquiera mantenerse en pie y estando así dijo sus reales intenciones al joven y le destrozó el corazón.
Años después el jovencito se convirtió en un excelente novelista, y su obra máxima describe como se enamoró de aquella chica y cómo en su ilusión la mata por haberse burlado de él, de Fabiola no se sabe nada, nunca más se supo nada, tal vez ella misma decidió que nadie sepa nada de ella.

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